El cambio de estación no solo afecta a las personas, también impacta en la salud de perros y gatos. Cada época del año trae consigo desafíos específicos que debemos considerar para garantizar su bienestar.
En primavera, aumentan las alergias tanto ambientales como alimentarias. Es común ver animales rascándose más, desarrollando otitis o mostrando irritaciones en la piel. Además, la actividad de parásitos como pulgas y garrapatas se incrementa, por lo que es vital reforzar la protección antiparasitaria.
Durante el verano, el principal riesgo es el golpe de calor, sobre todo en razas braquicéfalas y animales mayores. Asegurar la hidratación constante, evitar paseos en horas de máximo calor y proporcionar sombra son medidas fundamentales para prevenir este problema grave.
El otoño trae consigo la muda de pelaje en muchos animales, preparando sus cuerpos para el frío del invierno. Es un buen momento para intensificar el cepillado y prevenir la formación de nudos, especialmente en razas de pelo largo.
Finalmente, el invierno puede afectar la movilidad de los animales mayores o aquellos con problemas articulares como la artrosis. Proporcionar ropa térmica adecuada, especialmente a perros pequeños o de poco pelo, y adaptar el ejercicio a temperaturas más frías ayuda a que se mantengan cómodos y activos.
Adaptar los cuidados estacionales es parte esencial de una tenencia responsable, garantizando que nuestras mascotas disfruten de buena salud y confort durante todo el año.